Según el Yutú:
* TKer
Nunca se sabrá cómo hay que contar esto, si en primera persona o segunda,
usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de nada.
El semblante del siervo que cruza la noche
es un
semblante de olvido y vacío
Silvestre,
incauto, rumiando en la pradera,
sus pasos
marcados, predestinados,
a toda hora
ya leídos en otros libros
En la corta
narrativa de su vida
se espanta
- hace como que se espanta -
y cuando se
pierde en la hierba, pierde el sigilo
y se hace un
silencio - o algo como un silencio -
pero frio
Prenatal es
su llamado,
prístino
como un amanecer lento y magistral,
pero falso.
Falso
porque es la noche,
falso
porque es la herida que sana,
que sangra,
que nace, que me envuelve.
Y se ensaña.
Nos dijeron de cosas. Nos llamaron ateos, parias, borrachos de tres pesos. Se tomaron la molestia de informarnos, de ponernos al tanto de nuestra condición de refugiados. Y nos vimos las manos, tirados en el piso y con la cara de espanto.
¿Qué acaso no
éramos fantasmas? ¿Qué no se suponía que las ganas de vivir eran de aquellos?
Ahora resulta que nos han visto la cara de… Pues la cara, simplemente. Que ya hace
tanto tiempo que nos separamos de un cuerpo, que la idea de ser algo concreto nos
parecía un recuerdo de antaño.
Pero está bien, si así nos quieren pensar, pues que nos piensen como quieran.
Oye pero
eso de ateos…¡Es no tener madre!